Para llegar a conocer lo que hoy podemos saber sobre la carne, tuvieron que pasar años de trabajo, de investigación y de lucha contra la censura, la contra-información y la manipulación. Luchas que hoy se siguen dando y que hacen del hecho de poder reflexionar sobre si debemos comer carne o no, armados de buenos datos, sea uno de los más resaltantes lujos de nuestros tiempos.
Tanto esfuerzo hay detrás de este momento en el que nos planteamos dejar la carne que perder la oportunidad en el último momento es muy injusto. Acá algunas indicaciones que nos llevarán sin mayores contratiempos a hacer de que este arduo recorrido tenga un final feliz.
Vamos sólo un esfuerzo más: dejar la carne, es posible.
Sin la carne… ¿moriré de hambre?
Cuando se introduce en nuestra vida la extraña idea de no comer carne, algo nos hace pensar que vamos a sufrir de una gran privación, llegamos a creer que no vamos a tener nada que comer o que en el mejor de los casos sólo comeremos cosas aburridas e insípidas, mientras a nuestro alrededor del resto de los mortales seguirán disfrutando los sabores del mundo. Tranquilo, eso no pasará, simplemente nuestro ente de comodidad interno se está viendo amenazado y nos monta una película llena de exageraciones y mentiras. ¿Desde cuándo pensamos que la carne era toda nuestra comida? En cualquier plato estándar hay una buena cantidad de verduras, granos, frutas y muchos otros, incluso el sabor de las carnes, eso tan alabado, depende en su mayor medida de su preparación en la que intervienen productos de origen vegetal.
Todo depende del esmero con que se prepare. Y ahí está el secreto de fondo, comiendo vegetariano vas a encontrar cientos de buenos sabores. Decenas de ricos vegetales que, por estar siempre dependiente de la carne, nos privábamos.
Creas o no en estas palabras nunca sabrás si son ciertas o no hasta que no lo pruebes. Así que no hay mucho más que decir al respecto. La prueba está en tus manos, es decir, en tu cuchara.