El consumo de carne no es lo mismo ahora que 20 años atrás, qué decir de hace 50 o hace 100, y aunque la tierra (parafraseando a Schopenhauer), sigue siendo un infierno para los animales, podemos sentir alegría y ánimo en nuestra lucha. Lo curioso de todo esto es que quizás lo que, como activistas en  favor de los animales, consideramos un logro, quizás sea un poco distinto. Y haya más que uno que diga: “deje la carne a pesar de los animalistas”. Esto es cuando nuestros actuar hace sentir a otros inferiores, y cuando empiezan a aparecer entre personas que deberían trabajar unidas, discordias y malentendidos. Llevar una vida perfecta sin ningún acto de violencia se hace difícil en estos tiempos, eso es algo tan palpable como que es mejor que alguien que comía carne por lo menos deje de comer carne aunque sea sólo los lunes. Y estamos con él, con amor, acompañándolo en su lucha, sintiéndolo nuestro hermano en el ideal. A continuación un texto de la Revolución de la Cuchara para todos nuestros amigos.

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