La Revolución de la Cuchara Vegetarianismo, ecología y activismo
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En el 76 un tal Albert Spagliari, (un tipo que iba por la vida dándoselas de fotógrafo) junto un puñado de amigos y de manera magistral perpetraron el más espectacular robo de la historia. Entrando y cavando desde las cloacas llegaron a las bóvedas del banco de Niza y bajo una discriminación justa (dejando intactas las bóvedas que parecían de ahorros) se llevaron una enorme fortuna.
El robo no fue un robo cualquiera, no sólo por su “limpia” ejecución, sino por los detalles que rodearon el hecho. Lo que nos anima a pensar que Spagliari, venía por algo más. Después de pasar tres días dentro del local, festejando con sus amigos. Spagliari dejó en la pared una frase escrita: “Sin armas, sin violencia, sin odio”.
El golpe que dio fue el que pudo concebir en su momento, muy a lo Robin Hood la cosa, (dicen que repartió el dinero entre la gente necesitada de diversos países), pero en la sustancia estaba el hecho de poder dar un golpe de justicia y buena revolución sin que mediara el odio o la violencia.
Pues bien, con esto en mente nos atrevemos a decir, que en otras circunstancias y en otras épocas, Spagliari hubiera sido un ferviente amigo de la revolución que comienza en el plato, justo así: “Sin armas, sin violencia, sin odio”. Y en la que no caben, no sólo los nueves de “la banda de la alcantarilla” como se conoció a su gente, sino todo aquel que quiera.
Y así como era impensable para los chicos del banco de Niza que su banco fuera asaltado, así mismo la industria de la carne, no pensó que la modita de no comer animales fuera a tomar tal fuerza… ¡Qué se iban a imaginar que desde el plato las personas podrían emprender una revolución! … pero como el mismo Spagliari analizaba años después al comentar el robo… “Ellos pueden preverlo todo, pero no pueden prever la astucia”.
